Rozalén, Travis Birds y el público

Rozalén, Travis Birds y el público Pirineos Sur se entregan en alma en una noche para el recuerdo

Rozalén, que recibió el pasado jueves el VIII Premio Música e Integración del Festival Pirineos Sur, firmó el cuarto sold out en Lanuza
Travis Birds inauguró la jornada regalando un concierto al auditorio confirmando su gran futuro

Huesca, 30 de julio de 2022. Era una de las noches más esperadas de este Pirineos Sur 2022. No era para menos. Rozalén es una de las artistas más reconocidas de los últimos años y las entradas volaron hace semanas. A pesar del incontestable sold out, el cuarto en lo que llevamos de festival, lo más memorable de siempre será la comunión, la fuerte conexión que hubo entre la albaceteña, Travis Birds y las casi 5.000 personas que abarrotaron Lanuza.

 

Rozalén llegaba a Lanuza tras recibir el VIII Premio Música e Integración del Festival Pirineos Sur y salió al escenario notablemente emocionada; este festival era una de sus sueños. Tras una trepidante introducción rítmica, explicó la gran conexión que sentía con las tierras del norte de Aragón por parte de su familia. La primera parte del show se centró en buena parte de su último trabajo, “El árbol y el bosque” y mostró su cara más introspectiva y quizá más personal (“A tu vida”, “La línea”, “La maza”…). Pero tras homenajear a Silvio Rodríguez fue el momento de montar una buena fiesta.

Y Rozalén sabe montarla. Porque tiene carisma, pero sobre todo porque tiene muy buenas canciones. La cumbia de “Que no, que no” solo fue el primer aviso. Luego vinieron sones cubanos (“Yo no renuncio”), rancheras (“Amiga”)… incluso momento de ritmos más modernos (“Agárrate a la vida”). Con “Comiéndote a besos” y parte “Y busqué” llegaron algunos de los momentos más reposados de su repertorio, que sirvieron para coger aire, para afrontar la última parte del concierto, con “La puerta violeta” (que reveló que se encontraba en Bujaraloz)y “El paso del tiempo”, que sonaron pletóricas.

 

 

Pero ese ambiente de absoluta conexión, siendo uno de los más bellos que se han registrado este año en el festival, ya arrancó con el show de Travis Birds. Desde que se dio a conocer gracias a su colaboración en la serie de “El embarcadero” con la canción “Coyotes” (que situó estratégicamente a mitad del concierto), su nombre no ha dejado de crecer. La confirmación de su talento llegó con su aclamado segundo disco, “La costa de los mosquitos”, en el que indaga de manera aún más profunda en la fusión de estilos. Ahí conviven el folk latino los aires fronterizos, jazz y rock.

Su actuación se movió entre esas coordenadas, precisamente, comenzando de manera sutil con “Madre conciencia” y “Lagarto rojo” (ambas de su último trabajo) para ir subiendo poco a poco la intensidad hasta llegar a “Maggie 1983”, unas estupendas versiones de Jeanette (“Soy rebelde”) y Extremoduro (“Standby”), que supo llevar con solvencia a su propio terreno, y “Creature of the night”. Pero aún hubo tiempo para recurrir a otro clásico: ella sola con su guitarra se atrevió con “19 días y 500 noches” de Sabina. Cerraron su estupendo concierto “Eduardo” y “Thelma y Louise”, ya de nuevo con su banda al completo, y con las que certificó que está preparada para triunfar ya en grandes recintos. Aunque entre los dos temas hubo tiempo para una hermosa petición de mano, con la que la noche fue aún más única y especial. Dijo sí.