Sale el segundo disco de Alejo “DIAMANTES”
Alejo presentó el pasado viernes 19 de enero su segundo álbum, Diamantes, un disco con 12 temas en el que moldea, con la destreza del artífice y la espontaneidad de un don natural. Un refinado trabajo de pop de calidad salpicado con rock sereno y resistente.
El álbum se grabó entre el verano anterior y los primeros meses del 2023, sobre todo en los estudios Reno de Madrid, aunque también se hicieron partes en el estudio El Gallinero de Mendigorría (Navarra). Acompañantes en este viaje han sido, como baterista y productor, Ramiro Nieto, al bajo Chema Moreno, a las teclas Germán San Martín, como guitarrista Andoni García y al mando de ese equipo, que además de escribir y cantar, ha tocado guitarras y algunos bajos, Alejo.
Sobre la grabación
Un proceso de grabación natural donde toda la banda, con sabia destreza, ha dado un traje a medida para cada canción. Todo ello partiendo del armazón de las maquetas que Alejo creó en la reflexiva e inspiradora soledad de su hogar con voz y guitarra, concretamente una acústica Kai de los años 50. Del arte gráfico que contiene el disco se ha ocupado Cristina Aranguren con su taller de diseño La Guillotina, de la fotografía Adrián Jiménez. El disco se editará, además de en digital, en vinilo.
El músico navarro ofrece un conjunto de nuevas canciones cuyo texto profundiza en los estados de ánimo, asentándose sobre trazos emocionales que atraviesan la piel para rasgar el alma.
“Me apetecía contar mis problemas en este disco y desde una parte terapéutica y aunque me dé pudor porque siempre son sentimientos muy personales, creo que siempre me voy a sentir conectados con ellos”.
La fiesta era para todos
Con Diamantes Alejo se afirma como un artista de primer nivel, cantante y autor carismático, sincero y original, que brilla con una creatividad desbordante. Que muestra la evolución artística y la notable claridad interpretativa que ha alcanzado en solo el año y medio que separa este disco de su estreno, La fiesta era para otros.
“Nunca es fácil poner título a una obra artística, pero queda bonito decir: “Mis diamantes son ahora mismo las canciones”.
A lo largo del álbum, deliciosamente uniforme y coherente en su elaboración, Alejo surca a placer, a golpe de timón, por el océano de sus emociones y sentimientos, que fluyen sin contradicción del otoño floreciente a la primavera de hojas caídas.
“Yo noto que cuando hablas de ti y es solo para ti, para mí es más sencillo”.
El olor de las canciones de Alejo
Consigue perfumar sus canciones con el olor de unas influencias de prestigio que dan a su trabajo un barniz clásico, apoyando sólidamente su música sobre los mismos pilares que sostienen el peso de artistas consagrados y míticos como Tom Petty, The Beatles o Wilko. Además, se pueden percibir otras referencias tan maravillosas como la del canadiense Josh Ross, el estadounidense Ryan Adams o el británico Jesse Malin, por nombrar algunos. Conviene señalar, de paso, que Alejo es un melómano incurable y que constantemente busca y rebusca música para inspirarse y para poder respirar.
Abriendo el disco “Diamantes”
Muestra al crooner de Tudela captando fotografías sobre lo efímero de la vida, reflexionando sobre recuerdos familiares, inmortalizando en estrofas los brillos y las sombras que saltan cuando traemos a la memoria a quienes nos faltan. A quienes fueron cercanos, pero fenecieron, una atmósfera musical que nos remite a los Wallflowers de Jakob Dylan.
La siguiente “Mi cruz”, que orbita sobre el pensamiento interior y sus alrededores. Un corte biográfico donde asoman los sensibles hilos que mueven su particular mundo.Reproches a uno mismo, aceptación deportiva mientras que asoma la estirada sombra del Tom Petty más roquero entre el compacto sonido de la banda.
La fragilidad desborda en “Alas de gárgola”, encontramos el rastro de una confesión a vena abierta, sangrando frente al espejo, extrayendo una explícita conclusión “todos llevamos alas de gárgola aguantando el peso que cae en nuestra espalda”.
Tenemos algo que solucionar
El resplandor acústico en “Tenemos algo que solucionar” ilumina esta sentida canción, que transcurre rasgueando a fondo sobre un riff obsesivo, un acorde hipnótico, invocando el fantasma del súper grupo Traveling Wilburys. Unas estrofas que recorren los límites de lo cabal desde la primera persona, visibilizando los traumas personales y enseñando las cicatrices que produce el sinsentido en que se ha convertido el mundo.
Rambo y Frontera
Después “Rambo”, que se asienta sobre una ronda de acordes sencillamente efectivos donde la emoción crece por segundos y Alejo esquiva lo previsible convirtiendo la canción en un lugar único de la que brotan texturas en cada una de sus partes. Unas maneras muy inteligentes y elegantes que le llevan a rozar el universo que habita, por ejemplo, Josh Rouse. “Frontera” habla de cruzar los límites, de dar el paso y saltar sin mirar hacia atrás, perder el miedo a crecer. Una composición que musicalmente transmite fuerza y energía mediante vigorosos riffs, la urgencia y la electricidad lo acercan al primigenio punk neoyorquino de mediados de los setenta.
Gato pardo y La máquina y más…
El medio tiempo “Gato pardo” es instantánea en blanco y negro que retrata ambiciones, añorando desde el presente lo que aún no se ha sido. Y en cierta medida está inspirada en un libro que encontró en la estantería de su padre y que trataba sobre el gatopardismo. La filosofía de quienes piensan que es preciso que algo cambie para que todo siga igual. “La máquina” levita sobre una preciosa melodía. Redondo riff que sostiene con destreza una perfecta estructura melódica al servicio de una historia que busca alumbrar las grietas más oscuras de las relaciones de pareja: “se rompió la máquina que paraba el tiempo entre nosotros dos·, una la letra que lanza un guiño cinematográfico (hay varios en el disco) a su director favorito, José Luis Cuerda.
En “Quería escribirte” canta Alejo a la exaltación de la sinceridad, a la desidiosa confesión a pecho abierto. Las estrofas posponen lo inevitable a golpe de riff distorsionado. Un porte musical y un sonido que sugiere la figura del indispensable Ryan Adams.
“Tiene que doler” es una pieza que llevaba años esperando a ser atendida, su sonido oscuro y ochentero nos hace sobrevolar la obra The Smiths, y en ella se refuerza la idea de que aquello que quieres, te dejará cicatriz. “Quién puede dormir” es una canción trasnochada social, en palabras del propio Alejo, desde donde contempla las miserias de este planeta: “No he madurado, sólo vivo sin careta, al final no soy tan raro” y en la que también podemos sentir la sombra de Roy Orbison y una sobria caricia de soul. “Cambiamos de misión” repasa semidesnuda los girones sentimentales que, tras la discusión, aún colean en la sístole del corazón. Acústica y rhodes sostienen toda la emotividad de esta delicada y preciosa pieza que cierra Diamantes.
La entrevista con MiRollo: “Tengo muy pocos hobbies, la música es mi vida”
Hablar con Alejo fue descubrir un mundo profundo en el que las emociones,la creatividad, los estados de ánimo y el arte se entrelazan con sinceridad y originalidad.
En la entrevista hablamos de canciones: “Rambo es quitarle un poco de peso a esa historia que te cuentas cuando se rompe una relación, que al final la vida sigue”, de redes sociales: “Parece que hay que publicar toda tu vida en instagram, pero a mi me gusta mantener esa distancia donde cada uno se hace su película”.
y por supuesto, hablamos también del disco:”Este disco tiene mucho de eso: de sentimientos míos que van a estar siempre ahí. Siento que tengo una terapia que me va a acompañar siempre”
E incluso deja un mensaje para todo aquel al que le llegue: “Pediría a la gente que escuche el disco de principio a fin, porque pasan muchas cosas, tanto a nivel de textos de cómo voy evolucionando lo que voy contando. Todas las canciones están escritas muy desde el corazón”.
Y el resto lo dejo para que lo descubráis vosotros viendo la entrevista.
Un abrazo
Miri