Rufus T. Firefly: La vida empieza hoy

 

El 22 de abril de 2023 fue la fecha elegida por Rufus T. Firefly para el concierto de fin de gira de su séptimo disco, “El largo mañana”. Casi dos años han pasado desde la salida del primer single Torre de marfil y en todo este tiempo he tenido la oportunidad de verles un buen puñado de veces. Pero siguen teniendo la capacidad de emocionarme.

Lo vivido en este último concierto, en la sala La Riviera de Madrid, se suma a esos recuerdos importantes, a esos momentos felices que te hacen sonreír. Y es que Rufus T. Firefly nos regaló una noche mágica, llena de música y sentimiento.

Ya te conozco de otra vida

Me viene a la cabeza el verano de 2017. A varios amigos ya les gustaban los Rufus y yo me los ponía en casa intentando descubrir qué era lo que tenía ese grupo de especial. Las canciones de su quinto disco, Magnolia, sonaban bien, pero a mí no me llegaban. Hasta un acústico que organizaba Casa Corona donde Víctor y Julia interpretaron varios temas y en aquel entorno idílico, con una batería que se le quedaba muy pequeñita a Jul, algo me hizo crack por dentro y empezó mi relación de amor hacia Rufus T. Firefly.

“El largo mañana”, como comentaba antes, se dio a conocer con un adelanto, en mayo de 2021, aunque el lanzamiento oficial no fue hasta el 26 de noviembre. Sin embargo, el 17 de septiembre, como buenos kamikazes, Rufus T. Firefly nos presentaron su LP en IFEMA en un concierto inédito donde fuimos descubriendo cada tema por primera vez.

Fue emocionante e incluso milagroso, con aquella lluvia cayendo mientras Río Wolf sonaba. Y desde entonces, hasta este pasado 22 de abril, la emoción no ha dejado de aumentar para estallar en La Riviera y llenarlo todo de esperanza.

El anochecer de plata

Dos o tres días antes de la fecha ya percibía este sentimiento en Twitter. Es habitual ver publicaciones, fotos y referencias tras un concierto, pero, en este caso, no he dejado de ver mensajes durante la semana, donde se notaban las ganas de música, el orgullo por lo conseguido y el cariño por la banda de Aranjuez. Un cariño que se palpó desde las 21:00 en punto, cuando Víctor, Julia, Miguel, Juan, Carlos, Manola y Charly salieron al escenario de la sala madrileña, hasta el acorde final de su versión de Superstition del gran Stevie Wonder.

Torre de marfil, Tsukamori, El largo mañana, Sé dónde van los patos cuando se congela el lago, Magnolia… las canciones del último disco se mezclaron con canciones de sus trabajos anteriores con tanta facilidad que parecía que esas 19 piezas eran una sola. El soul, el rock, la psicodelia se fundieron en un viaje de dos horas. No faltaron las colaboraciones, como los miembros de Club del Río para interpretar El filo, canción recogida en la edición especial de “El largo mañana”.

Y tras Pulp Fiction, la impresionante versión de Abre la puerta de la mítica Triana en la voz de la cantaora Ángeles Toledano, compañera de Víctor Cabezuelo en el proyecto musical “Ángeles, Víctor, Gloria y Javier”. Y sin habernos recuperado aún, enfilaron la recta final con Lafayette y Nebulosa Jade. Confieso que, en cada gira, cruzo los dedos esperando que nunca saquen esta canción de su repertorio. Para mí Nebulosa Jade es una de las mejores canciones de amor jamás escrita y a pesar de las muchísimas ocasiones en que la he escuchado, siempre se me saltan las lágrimas cuando escucho a Víctor y pienso que ellos sí que son un puto milagro.

Esta vez no fue Río Wolf la encargada de cerrar el setlist, como ha sido habitual en la gira. Lo que sí fue, como en cada concierto, un auténtico chute de adrenalina ver a Julia pegarle a la batería con el alma y las vísceras. Esta mujer es de otro mundo, cómo toca, cómo disfruta y cuánto nos hace disfrutar a los espectadores.

Tras la tempestad llegó la calma en forma de Selene y la colaboración de Anni B Sweet, que ha elevado esta canción a otra dimensión, que sin ella ya era un trallazo, como recordaba mi amigo Jesús que yo susurré cuando la tocaron en la presentación del disco aquel viernes de septiembre de 2021. Y ahora es un abrazo al corazón.

Y con Superstition celebraron, bailaron y terminaron la noche; el fin de una fiesta en la que “El largo mañana” pasó a formar parte de la posteridad y lo hicieron de la mejor manera que saben. Nos regalaron dos horas de música, y les devolvimos dos horas de amor y entrega. Porque si algo caracteriza a los seguidores de Rufus T. Firefly es el amor que se les profesa, que les profesamos. Y ellos son conscientes.

 

Cuando me desperté el eco seguía allí

No sé cómo se levantarían ellos a la mañana siguiente, pero yo sigo muy emocionada (la emoción, una vez más), orgullosa y como si me hubiera arrollado un tren. Los viajes, aunque sean metafóricos, es lo que tienen. Me quedan miles de momentos en la cabeza y un programa arrugado, que guardaré como un tesoro. Ahora la eterna espera de un nuevo disco, de una nueva gira. Pero la vida empieza hoy, en este anochecer de plata.

 

Un abrazo de Rebeca González. Fotos de @Sayri