El pasado 26 de abril, la Sala Euturpe de San Juan de Alicante fue escenario de una velada musical que dejó huella en el corazón de quienes tuvimos la fortuna de asistir. La banda Mäbu, un nombre que ha ido consolidándose en el panorama musical nacional, ofreció un concierto íntimo y lleno de magia, demostrando una vez más por qué su propuesta artística ha sabido conectar con públicos de todas las edades. Sigue leyendo que, en Mirollo, te lo cuento todo.

Mabü en la Sala Euturpe

Mäbu y sus casi 17 años de canciones

Desde sus inicios en 2008, Mäbu ha sabido crear un espacio propio donde la cercanía y la calidez se convierten en protagonistas. La formación actual está integrada por la cantante y compositora María Blanco Uranga (voz y guitarra), el músico y productor Txarli Solano (guitarra y arreglos), y Susi Gamboa, que aporta versatilidad con diferentes instrumentos en la percusión. La trayectoria de cada uno de ellos se ha ido forjando a través de años de dedicación, tocando en pequeños locales, eventos íntimos y festivales que celebran la música con respeto y pasión. Es precisamente en estos escenarios donde Mäbu ha sabido cultivar esa atmósfera cercana, casi como si el público formara parte de una gran familia, donde cada nota y cada palabra parecen compartidas en una conversación sincera.

El concierto en la Sala Euturpe fue un reflejo de su filosofía . La atmósfera acogedora permitió que la música fluyera con naturalidad, creando un entorno en el que la audiencia se sintió parte activa del espectáculo. La voz de María, con su timbre único y emotivo, se elevó con una expresividad que atrapó a todos los presentes desde la primera canción. Su interpretación transmitió una sensibilidad que parecía traspasar el aire, tocando fibras profundas. Por su parte, Txarli, con su guitarra, aportó matices y texturas que enriquecían cada tema, demostrando no solo su destreza técnica, sino también una sensibilidad artística que se percibía en cada rasgueo y en cada silencio cuidadosamente medido.

La profesionalidad de Mäbu quedó patente en cada aspecto del concierto

La coordinación con los técnicos de la sala fue impecable, logrando que cada elemento visual y sonoro se fusionara en perfecta armonía. La iluminación, sutil pero efectiva, acentuaba los momentos emotivos y resaltaba la expresividad de los artistas. Mientras, la calidad del sonido permitió que cada matiz musical llegara con claridad y potencia, sin perder la delicadeza que caracteriza a Mäbu. Si bien es cierto que los juegos de luces tenues no dejan hacer fotos demasiado decentes (pido perdón), ¿Quién querría concentrarse tras una pantalla teniendo semejante espectáculo a poquísimos metros? Más aún, cuando María y sus músicos se adentraron entre los presentes para invitarnos a cantar y bailar con ellos. ¡La energía positiva y la conexión con el público fueron palpables!

Mabü en la Sala Euturpe

En cuanto a su repertorio, la banda presentó sus últimos éxitos, canciones que reflejan su evolución musical y su capacidad para fusionar géneros con autenticidad. Temas como “Los Amantes”, “Terapia” y “Utopía” resonaron con especial intensidad, reafirmando su sello personal y su compromiso con crear canciones que invitan a la reflexión y al disfrute.

Al finalizar el bolo, Mäbu no se limitó a despedirse con palabras. La banda ofreció CDs de sus últimos trabajos, que los asistentes pudimos adquirir y que además fueron objeto de dedicatorias personalizadas. La cercanía de estos artistas no se quedó en el escenario. Finalizaros sus canciones pero compartieron un rato tomando algo en un ambiente distendido, donde las risas y las historias fluyeron con naturalidad. También tuvieron a la venta tote bags con frases de sus canciones, artículos que se convirtieron en pequeños recuerdos de una noche especial.

Mabü en la Sala Euturpe

El talento y la humildad de Mäbu

Este concierto en la Sala Euturpe fue, sin duda, una muestra del talento y la humildad. Y es que, Mäbu, es una banda que ha sabido crecer sin perder esa esencia que los hace únicos: una música auténtica, cercana y llena de alma.

En definitiva, la banda continúa su camino con pasos firmes y corazones abiertos, llevando su música a todos aquellos que buscan algo más que notas: buscan una experiencia emocional, una conexión genuina, un momento de verdad. Lo más importante es que musicalmente son muy honestos en cuanto a su sonido y eso lo demostraron esa noche en la sala alicantina.

A ellos, gracias por el regalo. Y a vosotros, que siempre nos leéis, gracias por el abrazo.

-Por Estefanía Toro.