PALENCIA SONORA 2023: CRÓNICA DE LA EDICIÓN XX

Aún no ha comenzado el verano y los festivales de música se suceden por toda la geografía nacional. Mientras escribo estas líneas en Barcelona se celebra el Sónar y en Santiago de Compostela disfrutan del O Son do Camiño. Luce el sol y el calor aprieta, un clima bastante dispar al que vivimos entre el 8 y el 11 de junio en Palencia, en el XX aniversario del Palencia Sonora, donde la lluvia, las tormentas y el sol a ratitos acompañaron a una edición emocionante, con un cartel para todos los gustos.

Palencia Sonora, ese festival mediano pero de espíritu grande, no defrauda y desde 2017 es una cita a la que nunca falto. Con paraguas, chubasquero, abanico y gafas de sol. Allí estuve una edición más y os lo cuento para MiRollo, el lugar donde viven los abrazos.

JUEVES: LA LLUVIA SONORA

El festival como tal comenzó el jueves, aunque no puedo olvidarme de mencionar la iniciativa “Música de altura”, un recital de metales y percusión desde la fachada del emblemático bar Universonoro, que interpreta bandas sonoras y melodías clásicas, y que supone el pistoletazo de salida del festival el día anterior.

Este año los conciertos del jueves, igual que los del domingo, se celebraron en un escenario ubicado a la entrada del recinto, en el Parque del Sotillo. Durante la semana había mirado el tiempo en diferentes páginas tantas veces como la previsión había cambiado, así que me di por vencida.

La amenaza de lluvia era constante pero El Naan pudo actuar sin incidencias. Este colectivo folclórico palentino, con sus sonidos étnicos y tradicionales, nos puso a bailar y nos convirtió en tribu. Lo original de su proyecto, sus cánticos inspirados en la tradición oral y sus percusiones con sartenes o latas de conservas enamoró a los foráneos. A los paisanos ya les tenían en el bote, claro.

Y tras este inicio potente, llegó el turno de Queralt Lahoz, la artista de Santa Coloma, que visitaba por primera vez Palencia Sonora. Ella y su banda salieron con ganas y nos cantaron “Con poco”, que fue a lo que nos supo su actuación, pues al mismo tiempo la lluvia empezó a caer. De allí no se movía nadie, con paraguas y chubasqueros, pero cada vez arreciaba más y el concierto se paró.

La idea era proseguir, sin embargo, el escenario estaba inundado y era peligroso, por lo que los equipos se desconectaron y la organización tuvo que cancelar la segunda y última cita del jueves. La cantante, en un acto de generosidad se arrancó a capela, sin micrófono siquiera y a los que allí seguíamos nos deleitó con su canción “De la cueva a los olivos”. ¡Momentazo! Ojalá podamos resarcirnos en la próxima edición del Palencia Sonora y que Queralt Lahoz sea parte del cartel.

Como viene siendo habitual, la noche del jueves finalizó bailando en el Universonoro, los mejores temas indies de hoy y siempre. Y es que, Palencia Sonora no es sin Universonoro y viceversa.

VIERNES: QUE NADA NOS PARE

La jornada del viernes arrancó, como cada año, con los conciertos del vermú en la Plaza Pío XII. Jaguayano nos cantaba que “ya es verano” mientras la lluvia nos expresaba lo contrario. Al menos fue una lluvia leve, que nos hacía buscar refugio durante unos minutos para volver a salir a bailar poco después. Unos bailes que prosiguieron con el pop electrónico y cañí del duo Morreo y su pesadilla pop.

La guinda de los conciertos diurnos del viernes la puso Chacho Cósmico y su cumbia castellana, en los exteriores del Club Jimmy Jazz, en la Plaza del Seminario. Aún me dura la resaca de caderas tras Tú y yo bailando dembow o Asklepios, en honor a la discoteca pucelana. Un concierto divertidísimo y que recomiendo sin duda.

Los Anabel

Ya en el recinto, Anabel Lee, con su gira “Pogo y diversión” inauguraban la segunda parte de la jornada y actuaban para un público que iba aumentando según pasaban los minutos. Natural para Vogue, Me das asco y hasta una versión de Los Planetas en un concierto guitarrero y enérgico que acabó con Víctor Mejías saltando y cantando con los asistentes su éxito “Deberías estar conmigo”. Instantes después, en el escenario 1, el dúo Iseo & Dodosound nos regalaron un espectáculo lleno de buen rollo. La mezcla de la sección de vientos que los acompaña con los sonidos electrónicos y digitales en las manos de Dodo, junto a la voz aterciopelada de Iseo consiguen un resultado que enamora y te atrapa. Espero repetir y verlos muy pronto porque son increíbles.

Veintiuno

Alterné el concierto de Veintiuno con La Isla, el escenario Dj de este festival de mis amores. Un trocito de la banda de Diego Arroyo y la sesión de Brian de Calma, uno de los dj habituales en Palencia Sonora. No se puede estar en todas partes, pero me dio tiempo a escuchar Dopamina y La vida moderna y ver a Diego tocando el piano. Luego a bailar, paraguas en mano en el oasis de los Dj’s. En el escenario 1, el concierto de Ginebras puso patas arriba el parque a ritmo de Billie Max, Alex Turner, Paco y Carmela. Magüi y sus compañeras siguen cosechando éxitos y haciéndonos felices en cada cita.

Los Niña Polaca

La recta final del viernes la encabezó Niña Polaca a la medianoche. En el Warm Up de Murcia la lluvia nos impidió disfrutarles y aquí por los pelos, pero las ganas de todos los presentes asustaron a las nubes, que empezaron a retirarse poco a poco mientras cantábamos a la muerte de Mufasa, a Nora y a un Madrid Palencia sin ti.

Los incombustibles Sidonie

Y una hora después llegaron Marc Ros y los suyos, con quien había experimentado un desapego en los últimos años y que gracias al festival palentino me volvieron a reconquistar. Sidonie no falla y, a pesar de tocar sus últimos temas, nunca olvida los clásicos y ese habitual paseíllo entre el público. Casi no podía moverme de la cantidad de gente; ese poder de convocatoria no lo tienen todos los grupos. Ellos son un incendio sin control.

Y, por último, en los escenarios, que no en la zona Dj, La La Love You y sus aires de fiesta. De esas horas, siendo fiel a la realidad, recuerdo saltar y cantar mucho, unas pelotas gigantes que volaban entre el público y un imbécil que se sentó encima de una, la reventó y me tiró la cerveza encima. Si el día había empezado con lluvia, pues acabó mojado también. Y bailando, bailando hasta el fin del mundo.

SÁBADO: DAME VENENO QUE QUIERO MORIR BAILANDO

El sábado amaneció con sol y con los primeros conciertos en la Plaza Mayor de Palencia. Al caerse Baiuca del cartel por problemas personales, éste se reestructuró pasando a La Plazuela a última hora de la noche, en el hueco que dejaba el gallego e incorporando a Mr. Kilombo a los conciertos del vermú, en la mítica Plaza de San Miguel.

De ese modo, en la Plaza Mayor sonaron desde las 12:00 Coco Wine con su pop rock garajero y Mamita Papaya, con quienes los más valientes bailaron (bailamos) sus ritmos tropicales, partiendo la papaya y el aguacate, el frigopie y lo que surgió bajo un sol a ratos asfixiante (sí, esta ciudad es de extremos). A las 14:15 gozamos mucho con Mr. Kilombo en mi plaza favorita. Porque ahí hemos saltado con gente como Delaporte, Joe Crepúsculo y con Tomasito, en un concierto, que, pasados 4 años, aún permanece en el recuerdo sonoro de Palencia.

Ese día, esta servidora, se quería ir pronto, para descansar antes de los conciertos del Sotillo… ¡qué ilusa! Si estaba Mr. Cong pinchando en el Lemon, pues rumbo al Paseo del salón. Allí sonaron todos los temazos de mi infancia y adolescencia. Bailamos tanto, cantamos tanto… que a las 18:00 de la tarde estaba afónica y sudada pero más feliz que un perro con dos colas, corriendo a la ducha para ver a Ángel Stanich a las 19:30.

Stanich

Aunque antes, a las 18:30, en el escenario 2, Çantamarta, el grupo hispano/venezolano/colombiano presentaba sus temas, mezclando rhythm and blues, neo-soul, hip hop y house con influencia latina. Con el recinto cada vez más lleno salía “la Stanich Band” o lo que es lo mismo: Víctor Pescador, Álex Izquierdo, Jave Ryjlen, Lete Moreno y Ángel Stanich. De sobra es conocida mi admiración por ese señor barbudo y sus letras.

Hidalgo cántabro, con alma pucelana, e ingenio sin igual. Ya no sé si soy más fan de sus crónicas instagramers post conciertos, de su forma de cantar y bailar cual junco (que se dobla, pero siempre sigue en pie) o de los speech que suelta donde siempre las tira, a quien las tenga que tirar. Canté y bailé, abanico en mano, y, sobre todo, sonreí mucho porque verlos en el escenario me hace muy feliz, sin más. ¡Mátame, camión! (Recuerdo especial al chico que estaba de despedida, disfrazado de fallera mayor, en Palencia, que no Valencia).

Carlangas

El concierto de Carlangas fue una auténtica verbena, con reminiscencias de sus Novedades Carminha. Aunque la banda se separó y el nuevo disco de Carlos Pereiro me gusta bastante, no faltaron esos grandes éxitos que nos volvieron muy locos y que los músicos que le acompañan, Mundo Prestigio, hicieron sonar de miedo. Preguntad a mis amigos, que aún quieren morir bailando.

Los Lori

Lori Meyers, que ya estuvieron en el XV aniversario de Palencia Sonora, no se perdieron este XX cumpleaños. Siempre suenan bien y son una apuesta segura. Que te gustan, y aunque no seas el fan número uno, te cantan “Emborracharme” y consiguen un coro al unísono en el público. Margarita Quebrada y su postpunk oscuro y electrónico me parecieron una apuesta original, a la que me gustaría prestar más atención y que podéis escuchar el próximo fin de semana en el Festival Tomavistas de Madrid.

La casa azul

A las 00.30 de la noche del sábado al domingo tomaron los mandos de la nave Guille Milkyway y los miembros de La Casa Azul, para hacernos bailar con cada uno de sus himnos, las nuevas canciones y sobre todo La revolución sexual, con la que cantamos a grito pelao, saltamos y casi acabamos usando un contenedor amarillo como escenario auxiliar. Y por fin, en Palencia Sonora, cerrando el cartel, que no el festival, pues eso corrió a cargo de Yahaira en La Isla, llegó La Plazuela y su roneo funk club. Cierto que tuvieron algunos problemas técnicos pero su fuerza granadina, su flamenco fusión con electrónica y funk y su desparpajo sobre el escenario nos cautivaron y nos hicieron darlo todo hasta las 3 de la madrugada. Otro de los grupos a los que hay que seguir muy de cerca.

DOMINGO: EL SUBIDUKI BAJO LA LLUVIA

El domingo tuvo lugar la última jornada del festival, emplazada de nuevo en el escenario de los conciertos del jueves, en la entrada al Parque del Sotillo. Rayo y su Turbocapitalismo 3000, nuevo disco del que tocaron algunos temas, abrieron a las 13.00 horas, con la ausencia de su batería. Después, y como un remember del primer día, durante la actuación de Los Ganglios, la tormenta apareció para formar parte de la rave de bakalao extremeño, de la fiestuki y del subiduki, convirtiendo la clausura en otro momento inolvidable.

DESPEDIDA Y CIERRE: GRACIAS, PALENCIA SONORA

Y ahora, mientras tecleo y evoco cada momento del pasado fin de semana en Palencia, solo puedo volver a felicitar a todos los que forman parte de este festival tan bonito y hecho con tanto cariño. Por esas veinte ediciones, por conseguir que sigamos siendo familia, incluso con el llenazo de este año y por ser casa y mi lugar de peregrinación cada cumpleaños.

A pesar de la resaca emocional, que aún dura, me quedan tantas risas y tantos bailes en la memoria, que ya espero ansiosa las primeras confirmaciones de la edición XXI. Con lluvia, con truenos o con calor (a poder ser con un poquito más de esto último), pero sea como sea, pues ya lo dicen Lori Meyers… En Palencia “siempre brilla el sol”.

Un abrazo de @sermaesrebes