Crónica Low Festival 2024: sábado y domingo
SÁBADO: CÓMO IR A “LOS VASCOS” Y LLEGAR AL FESTIVAL (SIN MORIR EN EL INTENTO)
La diferencia entre Low Festival y otros de mis favoritos, como Palencia Sonora o Warm Up, es que en Benidorm no hay conciertos gratuitos a la hora del vermú. En lugar de eso, están “los vascos”. Una zona llena de bares y restaurantes con pintxos y sidra, que cuenta con una galería (un pasillo con barras, vamos) donde ponen música indie y la gente se viene muy arriba.
Este año, tras comer allí al lado, fuimos pero no había música. Según nos comentaron, la policía (All Cats Are Beautiful) había amenazado con multar si subían el volumen. Y cuando estábamos a punto de regresar al apartamento, escuchamos jaleo en la calle: Un altavoz en un carrito.
No sé de dónde salió ni quién era, pero sí sé que nos amenizó la tarde a todos los lowers que allí nos reunimos. Y que si le hubieran multado, hubiéramos juntado moneditas para pagar la multa. La potra salvaje, Supersubmarina, Yo quiero bailar, Viva Suecia… el paisano iba poniendo cada canción en su móvil y regulando el sonido en el altavoz, al tiempo que lo cambiaba de sitio por toda la calle. Y claro, los bailes, la sed, el calor… dieron paso a la siesta tardía y el primer concierto al que pude llegar fue a Los Planetas.
Sin embargo, el comando Mi Rollo, capitaneado por Isa y Dao sí que vieron a Suede, una banda que tenían muchísimas ganas de disfrutar en directo. Me contaron, para darme un poquito de envidia, que estuvieron al nivel musical de las más grandes y legendarias del panorama internacional, con un sonido tremendo, envidiable y que se entregaron al máximo para disfrute del público presente.
Lo bueno de haber llegado con tanto retraso, pero un ratito antes de que saltaran al escenario Jota y los suyos, es que cogimos un buen sitio, rodeada de todos los puretas. Y mirara donde mirara, gente feliz. Y es que si en el Warm Up la palabra fue fervor, en el Low reinaba la felicidad. Mención especial lo bien que sonaron, la energía que había sobre el escenario y los regalitos en forma de “Santos que yo te pinte” y “Un buen día”, tras interpretar Super 8 al completo.
Después, nueva cita en el escenario Radio 3, esta ocasión con Morreo. Su pop sesentero nos animó el sábado y nos hizo bailar. Por algo su último álbum se llama “Alegría”.
Y de un dúo a otro, no podíamos perdernos a Ojete Calor. Irreverentes, divertidos, saben qué hacer y qué decir para ganarse al público. Aunque repitan el patrón una y otra vez. No fallan.
El sábado acabó para mí cuando Sandré y Kavinsky daban sus respectivos conciertos, tan diferentes y con éxito de convocatoria. No se puede negar que el público de Low Festival es heterogéneo.
DOMINGO: TE VOY A HACER BAILAR TODA LA NOCHE
Tras mi temprana retirada la noche anterior y sabiendo que La Plazuela tocaba a las 20.00 en punto, la tercera y última jornada del Low comenzó con mucho roneo y al solajero, que se dice en mi tierra. Menudo arte, menudo poderío y menudas ganas de más nos dejaron los de Granada. No hay palabras y ojalá haber vivido esto más cerca de la madrugada.
Y después, Crystal Fighters en el escenario Vibra Mahou, que eran uno de los platos fuertes del día. A mí, que queréis que os diga, me dejaron igual que estaba. Sonaban bien pero la sensación que tuve fue de escuchar un Bomba Estéreo en inglés y absolutamente descafeinado. Así que decidí ir a hacerme hueco para ver a Carlos Sadness que, como Ojete Calor, no cambia el estilo de su show, pero es un tipo que me cae muy bien y cuyas canciones me dan felicidad. Y al final, la música también es eso.
Fui dispuesta a perderme a Arde Bogotá, pero entre la de Albacete y los de Murcia, allí acabamos. Segundo Low consecutivo y llenazo absoluto. La gente cantaba, vibraba, saltaba… y yo estuve, fui a pedir, al baño, comenté la jugada con los murcianos (La versión de AliExpress de Guille Galván sigue siendo el señor más guapo). Son muy muy buenos, no lo niego, pero siguen sin tocarme el corazoncito.
Niños mutantes, inmersos en su gira de despedida reunieron a una multitud de fieles y repasaron temas de casi todos sus discos. Una sensación de tristeza, aunque nos dejen para el recuerdo su “Errante” o “Todo va a cambiar”. Otros que se separan, aunque los he visto ya chipicientas veces desde que lo anunciaron, son El columpio asesino. Y si en Palencia les noté con menos fuerza, en el Low me elevaron a una nube. Que igual eran las cervezas de todo el día, no nos engañemos tampoco. Pero ni tan mal.
Entre unos y otros estuvimos bailando con Chico Blanco en la zona DJ, llamada este año escenario I ❤️ Benidorm. Señores y señoras del Low: poner fuego con el p**o calor que hace no es buena idea. Palabrita de lower.
Y para acabar, temazos para seguir moviendo cada músculo. Flash Show y su ya imprescindible sesión como cierre del Low Festival. Podría seguir allí, pero Sayri me miró con cara de pena varias veces y me dejé arrastrar. Cuatro horas después, cuando me sonó la alarma para preparar las cosas y coger un tren infernal, también fui arrastrándome.
LOW FESTIVAL, UN AÑO MÁS
Low Festival llegó a su fin tras tres jornadas intensas de música, amigos, reencuentros, felicidad, cerveza fría y meneos de abanico, aunque es cierto que recuerdo esta edición como la menos sofocante de los últimos años. Y si la humedad y el calor no nos han quitado las ganas en otros lances, podéis imaginar ahora. Además, en 2025, Low Festival va a celebrar su 15 aniversario por todo lo alto. Tendrá lugar los días 25, 26 y 27 de julio y desde Mi Rollo lo viviremos y os lo contaremos.
De momento, la que suscribe se va a otros lares, pero siempre acompañada de música, por supuesto. Feliz agosto y que nada nos pare.
Rebeca González, para Mi Rollo, el lugar donde viven los abrazos.
Y por si te la perdiste, aquí te dejo la crónica del viernes en Mi Rollo