Music In The Garden 2024. Otra cita más cargada de luz y color en el Festival Noches Mágicas en Jardines de Abril de Sant Joan d’ Alacant. El recinto, que abre sus puertas todos los días a las ocho de la tarde, abrió el pasado sábado 10 de agosto una hora antes de lo previsto para el esperadísimo evento Music In The Garden y colgaba el cartel de Sold Out junto a nombres como ELYELLA, CRYSTAL FIGHTERS, KARAVANA y OLIVIA.
El ciclo de conciertos Noches Mágicas se ha consolidado desde 2011 como referente en la Terreta, uniendo una amplia oferta de ocio y cultura innovadora con artistas nacionales, internacionales y locales en cartel, fiestas temáticas pre y post concierto, mercado de artesanía local, exposiciones de pintura y escultura, arte en vivo y gastronomía a bordo de atractivos foodtrucks.
¿Qué por qué es una cita imprescindible? Porque a la mejor música indie se le suma un escenario perfecto e idílico para compartir con tu gente, un ambiente rodeado de frondosa vegetación, iluminación de verbena y el trato excepcional de todos sus organizadores.
Los focos se encendían puntuales a las 19:30 con los primeros acordes de Olivia. La banda, originaria de Alicante y formada hace más de una década, se mueve dentro de las coordenadas de un rock alternativo de guitarras energético, bailable y contundente.
Sin perder la sonrisa, a causa de los rezagados en pista, el frontman nos regaló su entusiasmo y creó familiaridad y cercanía entre todos los que se iban sumando a la fiesta. Salva, Mario, Alex y Sergio fueros el gran descubrimiento del festival, no sin dejar claro que buscan explorar territorios sonoros no transitados hasta el momento, la búsqueda de nuevas sensaciones y emociones en todos aquellos que tengan el privilegio de escucharles.
La prueba de esto llegaba con su tema “Cenicienta” donde se notó su complicidad y que les flipa lo que hacen, y donde el público comenzó a rendirse y entregarse a ellos por completo.
¡Haced caso a esta humilde cronista y no os perdáis sus próximos conciertos!
Definen su música como “guitarras sucias y letras cursis”, pero llenan la pista de una energía y un buenrollismo muy destacable.
El público especializado en movimiento emergente asegurábamos, de boca en boca, que la banda madrileña pronto reventaría los principales escenarios de los festivales de todo el país y se lo ha ganado a pulso con temas como “Que bien los dos” o su particular cover de “Tití me preguntó” de Bad Bunny, sin olvidarnos del himno del “Verano de los 27”.
Y vaya, ¡No se dejan nada! Cuerdas afiladas, letras coreables y mucha mucha fiesta. Karavana nos pide a voces llevarles a un garito cutre de “Madrid”, porque “Qué Putada” que con ellos pase el tiempo tan rápido, porque lo pasamos muy bien esta noche y siempre nos quedará el recuerdo cantando “Strokes” celebrando un bolazo y salvando la cerveza, brazo en alto, de numerosos pogos.
Sin duda, ya son parte de nuestra historia y van a llegar a donde se propongan, porque son de verdad, porque el trabajo siempre tiene recompensas y porque aún tienen mucho que contarnos y que hacernos vivir junto a ellos.
Ya dije en mi anterior crónica que quería quedarme a vivir en un concierto de los londinenses Crystal Fighters y el destino (o los jefes) quisieron darme el capricho.
El escenario desprendía buenas vibraciones con los pies de los micrófonos decorados cuando comenzó a sonar “I Love London”, que funcionó de carta de presentación para meterse al público en el bolsillo. Uno no va a un concierto de Crystal Fighters a ponerse exquisito, la baza principal y lo realmente disfrutable de su universo es precisamente esa entrega al baile desinhibido, al misticismo Adlib y a las melodías pegadizas.
La banda de Sebastian Pringle nos introduce en un house ibicenco, rozando el drum’n’bass y soltando adrenalina (ellos y el público) con la txalaparta, una percusión tradicional vasca, incrustada en su lluvia de ritmos. Su mezcla de géneros no solo llamó la atención por peculiar, sino porque la fueron sirviendo en directo con un extra de euforia y pasión.
Los temas “Plage” y su éxito más aclamado, “Love Natural” dieron lugar a un chaparrón festivo de algarabía y comunión con extraños. Caía la noche en los Jardines de abril y la luz, el color y la euforia consiguieron reverberar en el ambiente.
Dicen que si no hay policía no ha sido una buena fiesta, yo digo que sin ELYELLA no hay fin de festival que se precie. Es por eso que, según se enciende la pantalla y se recortan sus siluetas, se propaga el fuego. Desde el foso sólo veía una primera fila enfervorecida que encabezaba un ejército de brazos alzados al cielo.
ELLA (María) y MØNØ forman un auténtico dream team y convierten cualquier recinto en una auténtica pista de baile. Son uno de los dúos de dj´s y productores españoles más relevantes del panorama actual. Desde que comenzara su carrera en común, ELYELLA han creado una impactante arquitectura sonora construida alrededor de la electrónica, el pop y el rock, todo ello siempre mezclado con su enérgico show. Con su “Vanana Megamix” y temazos como “Que nada nos pare” de La la Love You, “Bailando mal” de Ginebras, “La Ruta del amor” de Varry Brava o “Vois sur ton chemin” de Bennet, anclaron la sonrisa a todos los presentes bajo numerosas lluvias de confetti.
Me giraba y la veía a Ella, caminando por el borde del escenario. El vestido al viento, la pintura de guerra, tomando posesión de todo y de todos los que allí estábamos.
Se apagaron los focos en pista y comenzaba una resaca emocional que promete durar muchos días. Para hacerlo más llevadero, los Dj’s Modafokastyle, Suzukid y Adriasola, a los platos, nos amenizaron las últimas copas pinchando en cabina los temas más bailables sobre la gravilla de la finca.
El paso de los años le hacen a una volverse más y más agradecida, atesorando recuerdos y valorando a quienes nos acompañan en el camino sujetándonos el vaso siempre que hay que grabar algo… Así que gracias a los organizadores del Festival Music in the Garden, por brindarnos la posibilidad de tener noches como esta, en especial a Carlos Guinea; a Mirollo, por la confianza en cubrir eventos como éste y el abrazo, siempre un abrazo; y a los grupos emergentes y consolidados, por mantener intactas nuestras esperanzas y el amor por la buena música. ¡Hasta la próxima!
– Crónica y fotos por Estefanía Toro.
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